Al respecto el jefe del estado sostuvo: “Mi propuesta consiste en que la
fiscal general de la Nación –a quien no he invitado aún porque está fuera del
país– y yo, como presidente de Colombia, vayamos a la cárcel (de Itagüí) a
examinar, bajo las normas legales existentes, las posibilidades de beneficios
jurídicos a cambio de la dejación completa y definitiva de las armas, del
asesinato, de la sujeción de juventudes, hombres y mujeres de los barrios, y de
la extorsión y la ayuda al traqueteo”.
Este fue el planteamiento que el presidente Gustavo Petro hizo este
sábado a las denominadas estructuras armadas organizadas de crimen de alto
impacto que hacen presencia en Medellín y el Valle de Aburrá, proceso que forma
parte de la Paz Total que impulsa el Gobierno nacional.
Durante la movilización ‘Un pacto por la paz urbana de Medellín’,
realizada en la plazoleta La Alpujarra, el jefe de Estado recalcó en su mensaje
a los jefes de estas estructuras: “Les pido a estos antiguos dueños de la
violencia en Medellín que cesen toda violencia. Ojo, no se trata de acuerdos
parciales. Sabemos que cumplieron cuando dijeron acabar fronteras entre bandas.
Sabemos que cumplieron cuando dijeron que no más matar. Tregua. Sabemos que en
algunos barrios dijeron, por un tiempo transitorio, cesar la extorsión”.
Asumir la paz de verdad
El presidente Petro indicó que el Gobierno nacional ya ha visitado
repetidamente la cárcel de Itagüí para escuchar a los antiguos jefes de las
bandas y “ellos tienen sus intenciones”, las cuales “veremos si son adaptables
a una política de paz”.
“No quiero que nos engañen y que usen la paz simplemente para
fortalecerse, como han hecho otros grupos, sino para mirarla de verdad, para
salir de la violencia definitivamente y poder mirar de frente al ser humano, al
sol, a la luna, al pájaro que canta a la vida”, manifestó.
En este sentido, destacó que estos jefes de bandas “han dicho que la
niñez y la juventud de la comuna popular fue esclavizada por la violencia, se
mataron a unos y otros y las fronteras invisibles fueron ciertas”.
De acuerdo con el mandatario, esta escalada de muerte llevó a Medellín a
400 homicidios por cada 100 mil habitantes, la tasa más alta de la historia
colombiana y la más alta alcanzada hasta ahora por alguna ciudad del mundo.
Destacó que, gracias a esfuerzos de paz urbana, hoy esta tasa es de 10 homicidios, lo cual es un orgullo para Medellín y Antioquia.
“Todavía es insuficiente, hay muerte, pero bajar de 400 a 10 es un
orgullo antioqueño que hay que levantar como una bandera”, dijo.
Y agregó: “A mí me gustaría que en este gobierno bajáramos del 10. Está
repuntando desgraciadamente en los últimos meses y hay que ser más tercos
entonces. Hay que recoger en una política pública a la niñez y a la juventud de
la comuna popular, dentro de una política pública eficaz y no de carreta”.
Arte y educación física en colegios
El presidente consideró que la promoción del arte y la educación física
es fundamental dentro de esta política pública, y solicitó a los ministerios de
Educación y Culturas iniciar en Medellín una auditoría que permita saber si se
están invirtiendo los recursos que el Gobierno nacional gira para este
propósito.
“Ustedes me tienen que averiguar en todos los colegios ubicados en las
comunas populares si se están dando clases de arte y de música con el dinero
que hemos girado”, precisó en su instrucción a las citadas carteras.
Sobre este tema reiteró: “Quiero la auditoría, porque la plata sí se ha
girado y en algún lugar se queda y hay que saber en qué lugar se está quedando.
Así que la auditoría comienza por Antioquia y este es un primer punto de
acuerdo con quienes ejercieron violencia en la barriada popular”.
Proceso debe ser serio
Al retomar su propuesta de paz urbana, el mandatario recalcó: “Queremos
que la Fiscalía General de la Nación, olvidándose de que hay fiscales aquí que
no le hacen caso, vaya a la cárcel, a donde yo mismo voy a ir, y me acompañe”.
Esto para estudiar –puntualizó– “si a través de las actuales normas
jurídicas podemos lograr un acuerdo definitivo en donde cese la violencia aún
más en los barrios pobres de Medellín, y que la juventud pueda ser libre y
podamos hablar entonces de paz con la boca llena de alegría, cantando, ojalá.
Sé lo difícil y lo complejo que es”.
A renglón seguido, precisó: “el acuerdo de paz urbana, que no es
con guerrillas, es con delincuencia, y brava, que asoló a Medellín,
indudablemente debe ser serio para que estos procesos –que también están en
Quibdó, en Buenaventura, y que espero abrirlo en Barranquilla–, permita que sin
muertes se acabe la esclavitud del pueblo a la violencia”.
De acuerdo con el mandatario, este problema no se soluciona llevando a
la cárcel a un jovencito para que no sea observado mientras consume droga, día
y noche, durante semanas, y “después muere o lo matan o desaparece esa juventud
porque nunca tuvo oportunidad”.
“La solución –sostuvo– está en que las juventudes de Colombia tengan
oportunidad por igual. Igual la niña que va al colegio bilingüe muy caro, igual
el muchacho que va al colegio público que es gratuito, pero el colegio público
debe tener la misma calidad de educación que el colegio bilingüe de la niña”.
Al concluir, el presidente Petro reiteró la esencia de su propuesta: “Cese de la violencia, ya no transitorio sino total, y beneficios jurídicos estudiados con el mismo poder judicial. Quizá se necesite de una ley, pero si logramos demostrar que es posible la presión popular por una ley de ese estilo en todas las regiones que sufren ese flagelo, crecerá, porque veremos que la paz es posible y que salir de cien años de soledad es posible en la Colombia actual”.
(Fin/fca/cpq)
Fuente: Prensa presidencia de Colombia.
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