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jueves, 12 de abril de 2007

EL GOBIERNO Y EL ELN INSISTEN EN ACUERDOS


Primero cese al fuego, luego garantías políticas: GobiernoGarantes y analistas piden menos ultimátum y más consolidación de la confianza. El Gobierno aceptó ayer discutir la agenda planteada por el grupo armado ilegal.
En la grafica el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo y el dirigente del ELN Francisco Galán.
Colprensa/LA PATRIA Bogotá


El futuro del proceso de paz entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (Eln) se comenzará a definir hoy en La Habana (Cuba). Y 24 horas antes del encuentro, el Ejecutivo puso las cartas sobre la mesa.


El Gobierno aceptó ayer discutir la agenda planteada por el grupo armado ilegal y que incluye soluciones al desplazamiento forzado, amnistía a presos políticos y reconocimiento político del conflicto y del Eln, pero sobre la base de un cese de las acciones violentas verificable por la comunidad internacional.


“La instrucción clara que lleva el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, es la de buscar el cese de hostilidades verificable con el Eln", dijo el presidente Uribe a la emisora Radio Santa Fe y añadió que para eso es necesario establecer una zona de concentración.
Esta idea fue reforzada en la tarde de ayer por el Alto Comisionado para la Paz, quien afirmó que de haber un cese de hostilidades, el Gobierno garantizará la constitución de “unas zonas definidas de movilidad transitoria donde ellos puedan permanecer en comunicación permanente con el gobierno y la fuerza publica, que sus dirigentes puedan dar un debate sobre sus ideas”.
Añadió el alto funcionario que “mientras hemos estado sentados en la mesa, cada seis días el Eln secuestra una persona, tenemos que suspender el fuego. Una cosa por la otra, suspensión de acciones violentas y a cambio toda la apertura para que se adelante una discusión en el país con la misma agenda del Eln”.


En concepto del Comisionado, aceptar una articulación de ambas agendas para discutir, donde se tienen en cuenta tanto los temas del Eln como los del Gobierno, delimitará la reunión y permitirá mayores avances en las discusiones. “Si no sacamos un acuerdo sustancias que involucre cese de acciones violentas, dinámicas participativas para desarrollar la convención nacional, el proceso quedará herido de muerte”. Y enfatizó: “no tenemos problemas con las ideas del Eln sino con sus métodos”.


Duro camino


Hasta ahora, las conversaciones están en un momento de tensión. Para el Gobierno, está claro que lo primero deber ser un acuerdo base, entendido como un documento en que se establece un cese de hostilidades y liberación de los secuestrados por parte del grupo armado ilegal para después entrar a discutir los temas políticos.


Mientras tanto, el Eln ha manifestado que está de acuerdo con estos postulados, pero no como punto de partida, sino de llegada. El grupo armado ilegal primero quiere firmar una agenda de conversaciones, donde el Estado se comprometa a discutir definir soluciones al desempleo, el desplazamiento, el cese al fuego, la liberación de presos políticos y la participación de la sociedad. Estas dos posiciones habían calentado el ambiente en los últimos días. Para Restrepo, lo que el Eln quiere es firmar un “acuerdo de titulares”, pero sin comprometerse a nada, mientras que los “elenos” calificaron al Gobierno de “arrogante”, “soberbio”.
En medio de ese rifi-rafe, apareció la Iglesia y logró calmar los ánimos parcialmente al confirmar que haría presencia en la mesa de conversaciones, no como parte de la mesa, sino como facilitadora.


La presencia de los obispos colombianos en Cuba tiene como fin generar un ambiente de confianza entre las partes, que permita disminuir las tensiones y contribuir al desarrollo de la mesa de diálogo entre el Eln y el Gobierno. "Lo más importante es que de nuevo retorne la confianza entre las partes y se armonicen los ritmos. Son diferentes los ritmos del Eln y del Gobierno", dijo monseñor Jaime Prieto Amaya, obispo de Barrancabermeja
Y por eso, desde ayer, el propio monseñor Prieto Amaya, junto con monseñor Leonardo Gómez Serna, Obispo de Magangue; monseñor Fabián Marulanda López, Secretario General de la CEC, y el Padre Darío Echeverri, Secretario General de la Comisión de Conciliación Nacional (CCN), iniciaron su trabajo de encuentro con los voceros del Eln.


Menos ultimatums y más confianza


Para Alejo Vargas, garante del proceso y uno de los mayores conocedores de los procesos del Eln a través de la historia, ninguno de los dos se puede arriesgar a un fracaso de las conversaciones. De congelarse o romperse los diálogos, dice Vargas en su columna de opinión divulgada por Colprensa, pierde el Eln “porque va a desaparecer cualquier tipo de credibilidad acerca de su decisión de buscar una salida política negociada y va a ser percibida como una organización en la cual no se puede ni debe confiar”.


Pero no sólo la guerrilla asumiría el costo, también el Gobierno pagaría un precio porque “mostraría que solamente es capaz de llegar a acuerdos con los grupos paramilitares, con lo cual se acentuaría en sectores de la comunidad nacional y sobre todo internacional, la idea de no tener voluntad para lograr acuerdos con organizaciones guerrilleras”.


Por eso, tiene claras las prioridades del encuentro en La Habana: Primero, reconstruir confianza. Segundo, “llegar a una fórmula de simultaneidad que combine las expectativas del Gobierno que apuntan a la definición del cese del fuego y de las hostilidades junto con la
liberación de secuestrados, con las del Eln de acordar una agenda de temas -reformas políticas y sociales- a analizar y definir con participación de la sociedad y la situación de sus miembros detenidos por el Estado”.


Y por último “fortalecer instrumentos importantes del proceso como lo han sido Casa de Paz, el acompañamiento internacional y de la sociedad civil colombiana”. Mientras tanto, Camilo González Posso, director de Indepaz, aseguró que para avanzar en las conversaciones es necesario evitar las posiciones radicales y llegar a un punto de entendimiento temporal, como ya lo había propuesto la comisión de garantes en su momento.


“Se puede entrar a un cese al fuego por seis meses donde se discuten puntos humanitarios y se entra a precisar el detalle de la metodología, contenido y fases de la negociación”, dijo. Pero además, ese tiempo podría ser útil para avanzar “en la consolidación de gestos en relación al desminado de zonas, liberación de los secuestrados y garantías políticas, sin necesidad de un ultimátum de todo o nada”, añadió.
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